Nº Inventario: 4 E 28
Autor: Autor Anónimo de Escuela Castellana de 1ª ½ Siglo XVI.
Tema: San Francisco recibiendo los Estigmas.
Datación: Castilla, 1ª ½ Siglo XVI
Técnica y soporte: Óleo sobre Tabla.
Medidas: 35 x 24 cm.
48 x 38 cm. (con marco contemporáneo)
Descripción y Comentario: Tabla que representa a San Francisco en el monte Alvernia, recibiendo los estigmas, con Fray León en un segundo plano. Los estigmas (del latín stigma, y este a su vez del griego στίγμα) son señales o marcas que aparecen de forma espontánea en el cuerpo de algunas personas, casi siempre místicas extáticas cristianas. Estas heridas son similares a las infligidas sobre Jesús de Nazaret durante su crucifixión según la iconografía cristiana tradicional, y van precedidas y acompañadas de tormentos físicos y morales. Suelen aparecer en las manos, pies y costado izquierdo, y a veces también en la cabeza y en las espaldas, lo que recuerda la coronación de espinas y la flagelación de Jesús de Nazaret.
A lo largo de la historia se han documentado muchos casos de personas que, sin causa aparente, padecieron estigmas, es decir, heridas semejantes a las que habría sufrido Jesús de Nazaret durante su pasión. Aunque suele considerarse a San Francisco de Asís (c. 1181-1226) como el primer estigmatizado, en realidad el primer caso en la historia sería el de la beata María de Oignies (c. 1177-1213), que pasó prácticamente inadvertido. El caso de la estigmatización de san Francisco de Asís destaca por la cantidad de testigos, unos pocos en vida pero en mayor número luego de su muerte, que corroboraron la veracidad del hecho. En vida, el hermano León (aquel a quien Francisco dedicara su texto autógrafo conocido como Bendición a fray León), fue uno de los que acompañaron a Francisco al monte Alvernia en agosto de 1224 donde, según los escritos de Buenaventura de Fidanza y otros documentos de la época, el «pobre de Asís» recibió los llamados «estigmas de Cristo» para luego escribir en un trozo de pergamino las llamadas Laudes Dei altissimi («Alabanzas al Dios Altísimo»). Fray León fue el único testigo de los momentos previos a la estigmatización de san Francisco. Al final de la vida de Francisco, cuando su cuerpecillo era ya un desecho humano, el santo confió el cuidado de su persona a cuatro de los más suyos, que le merecían un amor singular. Uno de ellos fue el hermano León, permitiéndole que le tocara sus llagas cuando le cambiaba las vendas manchadas con su sangre, lo cual era para Fray León un gozoso y a la vez doloroso rito. Francisco, celoso de que nadie se percatara de sus estigmas -un privilegio del que se consideraba a sí mismo indigno-, llegó a tener con el hermano León la delicadeza excepcional de colocar su mano llagada sobre el corazón del fray.
Desconocido el autor de esta obra, sólo podemos afirmar su pertenencia a escuela castellana en la primera mitad del siglo XVI. No es que haya una unidad estilística de esta escuela en este momento, pero el investigador Camón Aznar si destaca dos de sus características más comunes; una, es la solidez de sus volúmenes, y otra, que la aceptación del romanismo, no lleva consigo la eliminación de la tradición medieval. Como en el resto de la pintura española, lo peculiar de este momento es el cultivo del carácter. Aparece además, un nuevo sentido espacial, así como un fuerte modelado de las cabezas con fisonomías de una potente expresividad. Se mantuvo, como hemos señalado antes, una pujante tradición medieval con un agudo sentido plástico de los volúmenes. Por último decir, que lo mismo que en la Edad Media, su temática es exclusivamente religiosa, sin que el Renacimiento la atenúe, llegando a ser incluso más exaltada.
Estado de Conservación: Buen estado de conservación. Restaurada, con limpieza de todos los repintes y reintegración pictórica en el 2017.
Procedencia:
– Colección Privada, Madrid (España).
Bibliografía de Referencia:
– Camon Aznar, J.,”Pintura Española del Siglo XVI”. Summa Artis, Vol. XXIV. Madrid, 1990. Pág.: 113
Agradecimientos: a Antoni José Pitarch.